Manuel Joaquin Custodio
Me compré mi primera cámara de fotos cuando tenía 8 años en la feria de mi pueblo, era de color verde flúor, cuando presionaba el botón el objetivo se abría y aparecía un payaso sacando la lengua, no hacía fotos, es cierto pero me encantaba mirar por la ventanita del visor, aquel rectángulo tenía una cualidad casi mágica: de todo lo que me rodeaba me permitía seleccionar aquello que más me interesaba, era un artilugio que reinterpretaba la realidad y le daba un sentido propio.
Nada ha cambiado desde aquel día.
La fotografía es un lenguaje que (también) ordena y da sentido al inmenso mundo.
Desde entonces he aprendido que en la fotografía están presentes los ejes vitales del espacio y el tiempo.
Esos dos elementos, espacio y tiempo, son los ejes de mi obra:
El espacio: ocupado, abandonado, transformado, atravesado, cerrado, abierto…
El tiempo: el presente, su huella y sus promesas.
Y en el espacio/tiempo las personas, los objetos, los escenarios… y la relación que mantenemos con ellos, o en otra palabra más ampulosa: la vida, sus evidencias y sus misterios, sus zonas de luz, de penumbra y de sombra: acaso también no es eso la fotografía?